lunes, 8 de noviembre de 2010

Juntas concluimos el año 2010, ponemos nuestro futuro en María, como Jesús desde Su Encarnación.

DIRIGÍ tu mirada aquí



8 de Diciembre - 18 horas

Pongamos en Manos de María el futuro de nuestros hijos y de nuestra familia, con 2 signos:

- La FLOR BLANCA, expresión de la vida, Canto QUIERO LLEGAR, expresión de confianza

- Guardamos en el Sagrario del altar de la Inmaculada, los NOMBRES de las PERSONAS para quienes pedimos la protección de María .

- Acercamos los HIJOS PEQUEÑOS y a los que están creciendo en su Mamá, a recibir la Bendición y el regalo del Niño Dios.

-Las NUEVAS FAMILIAS, reciben bendición, y el símbolo de María : LLAVE, que abre las puertas del Cielo.

- Las JOVENES que concluyeron su etapa de estudios universitarios o terciarios, dejan su TÍTULO a María y reciben la Credencial de pertenencia a Su Familia espiritual.

- TODAS reciben el suvenir, del augurio navideño del Equipo coordinador de la Unión.

domingo, 7 de noviembre de 2010

EL BAILE DE LA OBEDIENCIA - Madeleine Delbrél

Si estuviéramos contentos de ti, Señor,
no podríamos resistir a esa necesidad de danzar
que desborda el mundo y llegaríamos a adivinar
qué danza es la que te gusta hacernos danzar,
siguiendo los pasos de tu Providencia.

Porque pienso que debes estar cansado
de gente que hable siempre de servirte
con aire de capitanes;
de conocerte con ínfulas de profesor;
de alcanzarte a través de reglas de deporte;
de amarte como se ama un viejo matrimonio.

Y un día que deseabas otra cosa
inventaste a San Francisco
e hiciste de él tu juglar.
Y a nosotros nos corresponde dejarnos inventar
para ser gente alegre que dance su vida contigo.

Para ser buen bailarín contigo
no es preciso saber adónde lleva el baile.
Hay que seguir, ser alegre,
ser ligero y, sobre todo, no mostrarse rígido.
No pedir explicaciones de los pasos que te gusta dar.
Hay que ser como una prolongación ágil y viva de ti mismo
y recibir de ti la transmisión del ritmo de la orquesta.
No hay por qué querer avanzar a toda costa
sino aceptar el dar la vuelta,
ir de lado, saber detenerse y deslizarse en vez de caminar.
Y esto no sería más que una serie de pasos estúpidos
si la música no formara una armonía.

Pero olvidamos la música de tu Espíritu
y hacemos de nuestra vida un ejercicio de gimnasia;
olvidamos que en tus brazos se danza,
que tu santa voluntad es de una inconcebible fantasía,
y que no hay monotonía ni aburrimiento
más que para las viejas almas
que hacen de inmóvil fondo
en el alegre baile de tu amor.

Señor, muéstranos el puesto
que, en este romance eterno iniciado entre tú y nosotros,
debe tener el baile singular de nuestra obediencia.
Revélanos la gran orquesta de tus designios,
donde lo que permites toca notas extrañas
en la serenidad de lo que quieres.

Enséñanos a vestirnos cada día con nuestra condición humana
como un vestido de baile, que nos hará amar de ti
todo detalle como indispensable joya.
Haznos vivir nuestra vida,
no como un juego de ajedrez en el que todo se calcula,
no como un partido en el que todo es difícil,
no como un teorema que nos rompe la cabeza,
sino como una fiesta sin fin donde se renueva el encuentro contigo,
como un baile, como una danza entre los brazos de tu gracia,
con la música universal del amor.
Señor, ven a invitarnos.
Mirta Paz Olmos
Lectora de Accendere